19 may 2014

Filosofando sobre Geografía y SIG (o GIS…)

Hace mucho tiempo que vengo advirtiendo esa extraña costumbre del ser humano de olvidar el origen de las cosas. En la era de la revolución tecnológica se pierde la conciencia sobre el pensar, sólo porque funcionamos como autómatas y soñamos que, dando a un botón, resolveremos nuestros problemas (y voy yo y me lo creo).

Estos días, hablando con un antiguo compañero de fatigas me decía que en el blog faltaba meter un artículo de definición de la ciencia geográfica, que para nosotros resulta ser algo así como un compendio de muchas ciencias que facilitan la lectura del territorio, una ciencia que utiliza a todas las demás para entenderse a sí misma y entender el territorio, que explica por qué las cosas y los fenómenos no están homogéneamente distribuidos en el espacio (algún inconsciente de la vida diría que es como una paella a la que se le puede echar de “tó”). Recuerdo que en la universidad nos daban "charlas" sobre las salidas profesionales que la geografía nos ofrecía. En una ocasión nos mandaron a una arquitecta (de cuyo nombre afortunadamente no me acuerdo) que decía algo tan absurdo como que le gustaban los geógrafos porque tenían chispa. Sí, eso dije yo, ¿chispa?... en realidad, según su "maravilloso" discurso, se refería a que éramos buenos como bomberos esclavos, que servíamos para todo, aunque no pudiéramos profundizar demasiado en nada (salvo que nos dejen) y apagábamos muchos fuegos... Creo que desde ese día "adoro" a los arquitectos a nivel profesional. Ya se que no es bueno generalizar pero, salvo honrosas excepciones, lo que uno se encuentra por el mundo es un poco...en fin.

Al final el amigo y yo acabamos hablando de lo que nos había unido durante mucho tiempo, que era nuestra “especialización” en el mundo de los sistemas de información geográfica (que, a día de hoy, es una de las salidas más claras que tiene un geógrafo profesionalmente), sobre nuestra concepción de la cosa, sobre su propia definición. He de confesar que no me han gustado las definiciones tradicionales de los grandes gurús en la materia, pero reconozco que tengo por costumbre cuestionarlo todo aunque me equivoque una y otra vez. Sin embargo, he encontrado en ese proceso de cuestionamiento, un método de aprendizaje continuo.

13 may 2014

El ajedrez de Norteamérica

Cómo se forman las fronteras entre países puede ser el resultado de la evolución histórica de culturas, religiones, guerras, colonialismo, política, etc. Y esto mismo ocurre en general con las fronteras y delimitaciones administrativas dentro de un propio país.

Este rollo viene a que el otro día me estaba preguntando cómo se habían formado los estados de Estados Unidos, y me puse a averiguar sobre el tema. Si uno se fija en el mapa de los estados es cierto, que  al este del Mississippi, la trama de fronteras, tiene un “desorden” lógico o como mínimo el que encontramos en la mayoría de lugares del planeta. Pero si avanzamos hacia el oeste y cruzamos el río, uno entra en un tablero de ajedrez en el qué rectas kilométricas marcan la diferencia entre un estado y otro.

¿Cómo se definen las fronteras de un nuevo territorio que se va ocupando y en el que no hay ninguna referencia cultural o demográfica que pueda ayudar a definir un límite? Uno podría primero pensar en elementos geográficos, ya sean ríos, sierras, valles etc. y no será porque en Estados Unidos no los haya. Pero en este caso no fue del todo así, y de hecho, como en el caso de California, éstos les daban un poco igual.