16 sept 2015

De Derivas urbanas, psicogeografías y otras cosas

Estoy seguro de que, alguna vez, has salido de paseo y, de repente, te has sentido perdido en medio de la ciudad como yendo a ninguna parte, has descubierto rincones encantadores (y menos encantadores) y, cuando ya has conseguido ubicarte, caes en la cuenta de que has conocido algo que no hubieras visto si hubieses hecho lo de siempre, ir de casa al trabajo, al centro de estudios, al garito de turno a tomar unas copas, lugares y cosas de las que ya tienes un conocimiento previo. 

Pues te informo: sin pensarlo, estabas en medio de un proceso de deriva urbana.

La deriva urbana no es más que un modo de exploración de la ciudad, la clave es no tener un destino preconcebido, simplemente perderse por las calles como observador. En ocasiones sirve para eliminar prejuicios que están en nuestra concepción de la ciudad, otras veces los corroboramos, pero desde luego sirve para contestar a una pregunta: ¿realmente conozco la ciudad? La deriva es, además, una interesante herramienta de investigación. Como instrumento, es uno de los rasgos más característicos de la llamada Psicogeografía, íntimamente relacionada con el arte y el Situacionismo, movimiento de mediados del siglo XX, y uno de sus mayores exponentes Guy Debord
"The Naked City". Guy Debord. 1957
El conocimiento que tenemos de los espacios en los que vivimos y nos movemos, generalmente, es limitado por nuestros hábitos, nuestras rutinas (el tránsito), asociadas a lugares concretos, al entorno inmediato de esos lugares, del resto solemos tener una imagen vaga, basada en lo que nos cuentan otros, en las habladurías populares. Nuestro conocimiento de la ciudad es una imagen traducida en un mapa mental compuesto a partir de nuestra propia experiencia personal, a la que sumamos el conocimiento de otros desde su propio prisma perceptual que, obviamente, no tiene porqué parecerse al nuestro.

Es curioso, pero el ejercicio de la deriva urbana lo llevamos a cabo con cierta frecuencia cuando nos vamos de vacaciones a lugares en los que nunca hemos estado. Ciertamente siempre tendemos a ir a los sitios que nos indican las guías turísticas, pero si somos capaces de obviar los hitos marcados de la ciudad, lo que hacemos es explorar lo desconocido, sin ningún prejuicio. Incluso teniendo en cuenta esos lugares, tenemos que hacer un ejercicio de reconocimiento de lo desconocido a través del camino hasta el destino y vamos descubriendo cosas nuevas con los ojos abiertos como platos. 

Si eres aficionado a la fotografía y vas a alguna escuela, generalmente, en algún momento se te propondrá hacer un ejercicio de deriva por la ciudad. Si la actividad se realiza en grupo, a veces, los resultados son sorprendentes y descubrimos que nuestra mirada y la de otros se fija en cosas muy distintas de los mismos lugares, alguien se fijará en el arbolado de la calle, en la iluminación, otros tenderán a contemplar la arquitectura o el movimiento de la calle, si el lugar es más vivo, más dinámico o, si por el contrario, es tranquilo o de un gris plomizo. Una vez recopilada la información del recorrido que se ha realizado, sobre un mapa podemos realizar anotaciones, adjuntando las imágenes tomadas, de forma que se están cartografiando las sensaciones que provoca.

Un buen ejemplo de este tipo de iniciativas es un proyecto fotográfico colectivo a iniciativa de Fran Simó para Barcelona Photobloggers que se llevó a cabo en Barcelona a finales de 2013 llamado “Traces”

Recorridos del proyecto "Traces". Barcelona 2013.
“Traces es un proyecto colectivo para experimentar la “deriva” y verificar su capacidad para documentar un espacio urbano desde distintas perspectivas con una metodología común, creando un mapa psicogeográfico de Barcelona”.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Muy interesante, no lo había visto desde esa perspectiva

Publicar un comentario