4 oct 2015

La distancia... esa cosa (cuestiones mundanas)

E=V*T
Una fórmula simple que a todos nos enseñaron en el colegio en nuestras primeras clases de física elemental, que el espacio, en cuanto a distancia, era el resultado del producto de velocidad y tiempo. Sin embargo la percepción de las distancias, más allá de la cuestión objetivable de su medición, es muy variopinta en función del entorno en el que nos encontramos, de la noción del espacio, del conocimiento del mismo.

No hace mucho tuve una discusión un tanto rupestre, he de decir, con una amiga que sostenía sin ningún tipo de fisura que 1 kilómetro era lo mismo en Madrid y la Conchinchina, cosa que de forma objetiva es cierto, 1 kilómetro son 1000 metros me ponga como me ponga, pero lo que ella no alcanzaba a comprender es que la distancia se convierte en algo subjetivo en función del lugar en el que estás y las condiciones que hay en ese lugar.

A qué viene esto, fácil, existe esa creencia de que los Madrileños somos unos exagerados cuando decimos “eso está ahí al lao” y resulta que el estar ahí “al lao” implica un desplazamiento de 30 minutos. Vale, puede que no esté exactamente en mi inmediatez física, pero, en mi imaginario madrileño, un desplazamiento de media hora es simplemente nada.

Sí, ya se que en nuestra tierna infancia Coco ya nos trataba de explicar la diferencia entre cerca y lejos, pero es algo tan relativo...


19 sept 2015

Rutas Escénicas, "Cuando el camino es el destino". Un poco de Geografía Turística.

No sabía a donde ir excepto a todas partes. "En el camino". Jack Kerouac.

Cuando pensamos en viajar visualizamos el destino al que queremos llegar y apenas pensamos en el camino que nos conduce a él. Simplemente buscamos la forma más rápida, eficaz y, sobre todo, económica de llegar. Pero ¿y si el camino es el destino? 


“El gran hogar del alma es el camino abierto, el viaje mismo, carretera abajo […]”. Así pensaban los escritores malditos de la Beat Generation que pusieron de moda recorrer la famosa Ruta 66. Así lo hemos visto en numerosas road movies. Así lo hemos leído en muchos de los mejores libros de viajes.

Si recorrer el camino es lo que motiva el viaje, soñamos en hacerlo sin prisas para   disfrutar del paisaje y del aroma de la naturaleza, rememorar la historia, disfrutar de la gastronomía, conocer a las personas y las peculiaridades de su forma de vida. Recorrer una Ruta Escénica es disfrutar de un destino itinerante que se abre a los múltiples destinos paralelos de su entorno.


La Peter-Norbeck Scenic Highway se extiende sobre 109 kilómetros dentro de la famosa área protegida Black Hills and Badlands en South Dakota (USA). Forma parte del National Scenic Byway de Estados Unidos, el mayor sistema de carreteras turísticas del mundo. Esta Scenic Highway combina el atractivo de disfrutar de una obra maestra de ingeniería con un entorno de singular belleza plagado de vida salvaje. 
Las Rutas Escénicas son carreteras, caminos o redes de caminos pensados para recorrerlos sin prisas y disfrutar de los paisajes. Brindan múltiples opciones para detenerse a tomar fotografías o caminar. Han de ofrecer también opciones para realizar actividades turísticas adecuadas al entorno como recorridos en bicicleta de montaña, descensos en canoas, senderos de interpretación, observación de fauna. Como es obvio el atractivo e interés por recorrer una Ruta Escénica será mayor cuanta mayor variedad de servicios turísticos ofrezca.  

Es importante resaltar que las Rutas Escénicas son un producto en sí mismo que basa su atractivo en recorrerlas, en esto se diferencian de las Rutas Temáticas que se proponen para visitar bodegas, pueblos u otros atractivos; en este caso, la carretera es un simple medio de desplazarse. Como infraestructura, ha de permitir el desplazamiento motorizado y facilitar las pausas de los vehículos que las recorren, por lo que debe tener las condiciones técnicas constructivas y la seguridad adecuada a esos fines.  Como destino turístico itinerante, ha de transcurrir por un entorno atractivo que disponga de espectaculares paisajes y/o evoque hechos históricos, facilite acercarse a monumentos naturales y/o permita conocer culturas singulares.

Son a un tiempo infraestructuras públicas y producto turístico, por lo que cobran todo su sentido cuando se gestionan para impulsar el desarrollo económico, la mejora de la calidad de vida de los habitantes de su entorno y la conservación del patrimonio cultural y natural. La idea que subyace a la creación de una Ruta Escénica es aprovechar una infraestructura existente que implica costes de mantenimiento como un instrumento para generación de ingresos al territorio.

El primer paso para considerar las opciones de transformar una carretera en una Ruta o Carretera Escénica es evaluar su atractivo desde el punto de vista de su capacidad de atraer el interés y motivar a un viajero a recorrerla. Esa capacidad tiene que ver con el atractivo del “escenario” que el turista ve a medida que recorre la Ruta. Para concretar el atractivo de una potencial Ruta Escénica, se aplica  una metodología que tiene como puntos principales delimitar su “Área visual” y su “Área turística”, contemplando los atractivos del patrimonio natural y cultural en cualquiera de sus manifestaciones y las actividades y/o servicios turísticos básicos y complementarios. 

Después, como segundo paso, hay que poner en marcha un proceso de diseño y creación de la Ruta Escénica como producto turístico, para lo que, contar con el interés e implicación tanto de actores públicos como privados vinculados a ella, es fundamental.

El Área o Cuenca Visual está compuesta por todos aquellos puntos que son visibles desde un determinado lugar de observación, por ejemplo un mirador o, aplicándolo al caso de las Rutas Escénicas, la propia carretera. El Área Turística es el soporte de la Ruta Escénica. No tiene una delimitación física definida, sino que se establece por la disponibilidad y facilidad de acceso a los servicios del entorno próximo o cercano a la Ruta. Bajo esa premisa, el Área Turística se configura respondiendo a la pregunta ¿Qué atractivos y servicios pueden vincularse al recorrido de la Ruta Escénica? 
Área Visual                                                                                                    Área Turística
En este sentido el Área Turística puede  considerarse como un “clúster o club de producto turístico” formado por las instituciones  y empresas vinculadas y comprometidas con la Ruta Escénica. En la medida que los actores locales toman conciencia y se organizan como clúster o club de producto turístico  acceden a las ventajas competitivas derivadas de una gestión coordinada y contribuyen a estimular la innovación y el nacimiento de nuevas actividades y negocios.


NOTA: Este artículo está relacionado con un proyecto en el que estoy trabajando en colaboración con Jorge Daries para la empresa TMR EXPERIENCE, que se publica simultáneamente en este blog y en http://rutasescenicas.wordpress.com. El documento completo de presentación del proyecto se puede descargar en:

16 sept 2015

De Derivas urbanas, psicogeografías y otras cosas

Estoy seguro de que, alguna vez, has salido de paseo y, de repente, te has sentido perdido en medio de la ciudad como yendo a ninguna parte, has descubierto rincones encantadores (y menos encantadores) y, cuando ya has conseguido ubicarte, caes en la cuenta de que has conocido algo que no hubieras visto si hubieses hecho lo de siempre, ir de casa al trabajo, al centro de estudios, al garito de turno a tomar unas copas, lugares y cosas de las que ya tienes un conocimiento previo. 

Pues te informo: sin pensarlo, estabas en medio de un proceso de deriva urbana.

La deriva urbana no es más que un modo de exploración de la ciudad, la clave es no tener un destino preconcebido, simplemente perderse por las calles como observador. En ocasiones sirve para eliminar prejuicios que están en nuestra concepción de la ciudad, otras veces los corroboramos, pero desde luego sirve para contestar a una pregunta: ¿realmente conozco la ciudad? La deriva es, además, una interesante herramienta de investigación. Como instrumento, es uno de los rasgos más característicos de la llamada Psicogeografía, íntimamente relacionada con el arte y el Situacionismo, movimiento de mediados del siglo XX, y uno de sus mayores exponentes Guy Debord
"The Naked City". Guy Debord. 1957

7 may 2015

BiciMAD, ¿un transporte público eficiente?

Hacía tiempo que quería darle una vuelta al sistema público de bicicleta de Madrid, más conocido como BiciMAD.  Mi curiosidad tiene que ver con una duda existencial, no sé si es una pata más del transporte público de la capital o si, en esencia, es un servicio para turistas (o puede que las dos) por aquello de su delimitación espacial. En la actualidad, BiciMAD cuenta con 123 estaciones operativas con 128 puntos de anclaje.

Si me fío de lo que se cuenta en la web de BiciMAD (www.bicimad.com),  tengo que pensar que es lo primero. Algunas de las cosas que nos cuentan:
  • El sistema es para todos los que quieren moverse por el centro, complementando en su caso al coche o al transporte público, por lo tanto no exclusivo de los residentes.
  • Después de la primera hora es más caro. Es un medio de transporte público, por lo que está ideado para que las personas utilicen las bicicletas como tal. Con esta tarifa se evita que un usuario utilice la bicicleta durante todo el día para recorrer la ciudad, para lo que ya existen empresas que ofrecen excelentes servicios de alquiler.
  • El sistema tarifario implantado pretende evitar que este servicio sea utilizado por turistas y evitamos que un usuario utilice la bicicleta durante todo el día para recorrer la ciudad, ambos tienen otras alternativas en el mercado como las empresas de alquiler de bicicletas.
  • Además son bicicletas eléctricas que hace que el propio usuario, al emplear menos energía en subir las cuestas tan típicas de Madrid, las deje en cualquier estación sin tener demasiado en cuenta las pendientes y con esto se ahorran costes de traslado de las zonas más bajas a las más altas y con ello se ayude a una menor emisión de contaminantes.
Viendo esto uno dice, sí, es un medio de transporte complementario (o único en caso de que el usuario resida en la zona centro). Ahora bien, hay determinadas cuestiones que hacen de este un sistema “incompleto”, me explico:

23 abr 2015

VIAJES DE CÓMIC

Con permiso de algunos superhéroes de la Marvel, el más rápido que su sombra Lucky Luke o ciertos superagentes de la organización de Técnicos de Investigación Aeroterráquea (TIA), me apetecía, porque creo que lo merecen y porque soy un gran admirador, escribir algo sobre dos de los cómics que más me han marcado a lo largo de mi vida. Se trata de las aventuras del intrépido Tintín y el par de locos galos Astérix y Obélix.

Seguro que casi todo el mundo se ha cruzado con ellos alguna vez, y para aquellos fans más acérrimos surge el inevitable debate de cuál era mejor. Personalmente, y aun siendo un gran admirador y seguidor de Tintín, soy más entusiasta de las aventuras galas. Pero dicho esto, y más allá de preferencias bibliográficas, el caso que nos ocupa es como siempre una cuestión de geografía, y por ello se pretende aplicar algo de esta ciencia a las aventuras de estos protagonistas, empezando, como no, por el inicio, por ver dónde vivía cada uno.

Astérix y Obélix, como todos los aficionados saben, viven en una pequeña aldea gala que resiste ahora y siempre al invasor romano. Según fuentes cartográficas añadidas en la primera viñeta de cada álbum, la aldea está en la región de Normandía, pero la localización exacta es algo imprecisa aún visto con la lupa de Uderzo. Si indagamos un poco, basándonos en el mapa de “Asterix la Vuelta a la Galia”,podemos situar la aldea en alguna zona de playa entre las ciudades francesas de Lannion y Morlaix, eso si, siempre rodeada de cuatro campamentos romanos.



Localización de la aldea gala

Nuestro segundo protagonista es mucho más fácil de localizar. Durante sus primeras aventuras vive en Bruselas, mientras que hacia el final ya se traslada a compartir piso (o en este caso castillo) a Moulinsart con el capitán Haddock, supuestamente situado en Valonia, Bélgica.

Una vez sabemos dónde viven nuestros protagonistas, mi interés para con este blog era ver por dónde han ido transcurriendo las aventuras de ambos e indagar cuáles de ellos habían dado más vueltas por el mundo o qué países habían visitado.

Antes de entrar en estas comparaciones, puntualizar que, por razones obvias, las posibilidades de viajar de Tintín son mayores que las de Astérix, y aunque este hecho al final no le coloca en una situación tan ventajosa en el número de lugares, sí es cierto que el reportero belga es quien ha viajado más lejos dentro del globo terráqueo (obviando sus paseos lunares). Cabría analizar hasta dónde se habrían acercado Astérix  y Obélix si la poción mágica en vez de una fuerza sobrehumana les diera el poder de volar, pero ya sería todo otro cuento.

Entonces, uno podría pensar que Tintín ha dado mucho más ruleo por el mundo que los galos, pero no es así. Desde su primera aventura por tierras africanas, en un Congo caricaturizado y sometido al “colonialismo fraternal” belga (Tintín en el Congo), hasta su viaje a San Theodoros (Tintín y los Picaros), el reportero acaba visitando 20 países. Por el otro lado, desde Astérix el Galo (aunque la primera aventura en la que visita el extranjero es Astérix y los Godos) hasta Astérix y los Pictos, los irreductibles galos visitan 17 países.

Países visitados por Astérix y Tintín

Como decíamos, los viajes de Astérix y Obélix se han limitado a zonas más próximas a la aldea (supongo que debido mayormente a los medios de transporte disponibles que por las ganas de llegar al banquete final), visitando gran parte de Europa (Gran Bretaña – desde Londres hasta Escocia-, España, Italia, Suiza, Alemania, Bélgica, Noruega y la propia Francia al completo-) y en algún caso saliendo del continente, para ir a:

  • África
    • Túnez, a rescatar al novio de Falbalá (Astérix Legionario)
    • Egipto, a ayudar a un arquitecto desesperado (Astérix y Cleopatra)
  • América
    • Estados Unidos, cuando una tormenta les deja a la deriva mientras pescaban (La gran Travesía)
  • Asia
    • Israel, Palestina y Jordania a buscar aceite de roca (La Odisea de Astérix). En esta aventura primero se dirigen al histórico puerto de Tiro, y otros próximos en el Líbano, pero las tropas romanas les impiden desembarcar. Lo logran en algún punto de la costa próximo a Jerusalén, para ir avanzando hacia el interior, más allá del Mar Muerto, camino a Mesopotamia. Sin alcanzar dicha región, acaban encontrando petróleo antes, en algún punto de Jordania.

Ruta por mar de “La Odisea de Astérix” desde la aldea gala hasta el puerto de Tiro
    • India, a hacer llover para salvar a una princesa (Astérix en la India). Sin duda su viaje más lejano.
En el caso de Tintín, sus periplos transcontinentales le han llevado hasta
  • África
    • Congo, como reportero del Le Petit Vingtième (Tintín en el Congo)
    • Egipto, tras la pista de unos traficantes de opio (Los Cigarros del Faraón)
    • Marruecos, en su primera aventura junto al capitán Haddock (El Cangrejo de las Pinzas de Oro)
  • América
    • Estados Unidos, para combatir a las mafias de Al Capone (Tintín en América)
    • Brasil, dónde supuestamente se localizan los países ficticios de San Theodoros y Nuevo Rico (en dos ocasiones, La Oreja Rota y Tintín y los Pícaros)
Localización de los Arumbayas y San Theodoros y Nuevo Rico según el mapa de La Oreja Rota
    • República Dominicana, en busca del Unicornio (El Tesoro de Rackham el Rojo)
    • Perú, a rescatar al profesor Tornasol (binomio de Las Siete Bolas de Cristal y El Templo del Sol)
  • Asia
    • India y China, dónde continúa tras la pista de los traficantes de opio (Los Cigarros del Faraón y El Lotus Azul)
    • Arabia Saudí, dónde, como en el caso de Astérix, acude temas de petróleo, en este caso adulterado (Tintín en el País del Oro Negro). Difícil de saber si realmente es Arabia Saudi, pero se puede asumir como tal, o en todo caso uno próximo de similares características.
    • Nepal, a rescatar a su amigo Tchang (Tintín en el Tibet)
    • Indonesia, después de un secuestro aéreo (Vuelo 714 a Sidney).

Un dato curioso de Tintín es que nunca ha querido visitar ningún país del sur de Europa, pues de este continente conoce Francia (muy de pasada), Alemania, Rusia, Suiza, Islandia, Gran Bretaña y Rumania y Serbia (si, como se suele hacer, las asumimos como las Syldavia y Borduria del Cetro de Ottokar o El Asunto Tornasol).

Entre los países que ambos han coincidido, los dos han conocido a los indios norteamericanos, se han metido en una pirámide egipcia y han estado a cargo de elefantes de la India. Eso sí, Astérix, porque era de su época, conoció a Cleopatra.

Asimismo, ambos han realizado viajes algo más estrambóticos para decirlo de alguna forma.  Tintín y compañía fueron los primeros humanos en pisar la Luna (Aterrizaje en la Luna) y Astérix se va hasta la Atlántida para curar a su amigo Obélix (El mal trago de Obélix).

Ya sabiendo todo esto, debo decir que aun con todos estos rodeos, algunos de mis álbumes predilectos ocurren en territorios más próximos a las residencias de nuestros protagonistas, como son “La residencia de los dioses” en el caso de Astérix o “Las Joyas de la Castafiore” en el caso de Tintín.

Como punto y final, me permito incluir también algunas de mis viñetas favoritas, una para cada uno de los protagonistas:


La lección de anatomía del Dr. Tulp en Astérix y el Adivino

De ventana en ventana en Tintín en América







2 feb 2015

CRISTÓBAL COLÓN ¡¡NACIÓ EN GUADALAJARA!!

No, no me he vuelto loco, aunque pudiera parecerlo, ni tampoco trato de reescribir la historia y aún menos que algún genovés pueda sentirse ofendido. Sin embargo hay quien afirma semejante cosa y no deja de ser curioso.

Por cosas de la vida, durante un tiempo (hace ya algunos años) fui a menudo a un pueblito de la provincia de Guadalajara llamado Espinosa de Henares, como a 40 km de Guadalajara capital, a unos 90 de Madrid. Y allí descubrí eso que a uno le puede parecer más o menos grotesco - al menos desde el punto de vista de alguien al que le han contado toda la vida que el sujeto nació en Génova -. Pero sí, en una de sus calles había una placa dedicada a la memoria del ¡¡nacimiento!! del denominado “descubridor de las Américas” (aunque haya quien diga que los vikingos llegaron primero a la altura de Terranova - Newfoundland para los anglosajones - ), véase la prueba gráfica número 1.

22 ene 2015

DE PASEO CON VINCENT VEGA Y BUTCH COOLIDGE

Este año pasado 2014, el mundo del celuloide cumplió una efeméride que no podíamos dejar pasar por alto ni aun tratándose éste de un blog de geografía. Históricamente, cine y mapas son disciplinas que no coinciden en demasiadas ocasiones. Podríamos destacar apariciones cartográficas puntuales, como los mapas de ruta de vuelo de cualquier aventura de Indiana Jones, las cartas náuticas para buscar tesoros enterrados o enemigos de la Royal Navy de “Master and Commander” (Peter Weir, 2003)  o los mapas topográficos de relieves en la muy decente “El inglés que subió una colina pero bajo una montaña” (Christopher Monger, 1995). Aun así, en la película que nos concierne, poco protagonismo tienen la cartografía y los mapas, por no decir nulo.


Master and Commander, Indiana Jones en busca del arca perdida y El inglés que subió una colina pero bajo una montaña

El caso es que en 2014 se cumplieron 20 años del estreno en Cannes de “Pulp Fiction”. Seguro hay mucha gente que esta película le encante y alucine con el guión, las conversaciones, los personajes, etc. Así como habrá otra gente que la aborrezca, que considere agotador oír tantas veces de boca de Jules el “mother fucker” o sencillamente no sea de su estilo.

Personalmente el cine es una de mis pasiones, pero sin llegar a poder ser ni un atisbo de un experto en la materia. Aun así, recuerdo que cuando vi esta película a los catorce años -me sigo acordando perfectamente del cine de verano dónde la vi, con sillita de madera y al aire libre- es de las primeras veces que pensé que hacer eso, ver películas, es algo que me gustaba y siempre me gustaría. Seguramente es la primera película que tengo un recuerdo completo, no sólo de la  trama y la película, sino de las sensaciones que me produjo y de las charlas posteriores con los colegas comentando la jugada.

Llegados a este punto, ¿cómo se le puede rendir homenaje a una película como Pulp Fiction en un blog de geografía y mapas? Pues no se me ocurre nada más que seguir el rastro que van dejando por Los Ángeles dos de los protagonistas, en este caso, Butch Coolidge, más conocido como “Bruce McClane Willis” y Vincent Vega, o más conocido como el renacido “John Travolta”.

En el cine, una de las cosas que se suelen saltar a la torera es el concepto del espacio-tiempo. Esto no lo digo porque se rueden películas de Star Wars en el desierto de Túnez o transformen Nueva Zelanda en Mordor o La Comarca. Tampoco me refiero al hecho que nos lleven de viaje a planetas poblados de monos o nos metan en agujeros de gusano como en la reciente y recomendable Interestelar (Cristopher Nolan). A lo que me refiero, es que en películas como Pulp Fiction, las horas y los kilómetros que van transcurriendo entre secuencias suelen importar poco, por lo que los personajes van dando tumbos y salvando distancias físicas y temporales que ni en el mejor de los casos se puede hacer en la realidad. Yo no he tenido el placer de estar nunca, pero seguramente si le preguntas a alguien de Los Ángeles si es fácil cruzarse la ciudad “en un ratito” (y no hablemos de llevando un tío al que le han volado la cabeza en el asiento de atrás) se te ríe en la cara.

Pero bueno, ¿es esto realmente importante si se trata de llegara a tiempo para salvar a la esposa del jefe de una sobredosis de caballo (figurada y literalmente) o para recoger el reloj heredado de tu padre y que llevó metido en el culo durante 5 años y después estuvo en el de Cristohper Walken 2 años más?. Personalmente, esta secuencia en la que cuentan esta historia es una de las partes de la película que más me ha gustado siempre, pero como flashback dentro de la trama, queda fuera del recorrido dibujado.

Así que, volviendo a la ingeniería cartográfica, dejar constancia que Vincent Vega se recorre en un par de días la friolera de 205 km por la ciudad, mientras que Butch se queda en 73km, aunque en su defensa hay que decir que se pasa un buen rato de la peli sentado en una silla en la tienda de Maynard, con Zed, esperando su turno para…

Sin más, para poder seguir a este par de personajes, aquí está el mapa de Pulp Fiction, totalmente interactivo y con clips de la película en cada punto del recorrido por donde nos va conduciendo Tarantino dentro de Los Ángeles, mientras algunos intentan cobrar el dinero que les deben unos jóvenes comedores de hamburguesas Big Kahuna u otros son atracados mientras disfrutan de un desayuno en una típica cafetería estadounidense.


12 ene 2015

LA ETERNA LUCHA DEL "GISERO"

Abro un pequeño paréntesis en la tónica habitual que seguimos en el blog de analizar cosas que ocurren a nuestro alrededor (con más o menos atino) para filosofar un ratito antes de dedicarnos a cosas más divertidas.

Ya sé que seguramente más de uno y más de dos me dirán que estoy desfasado, pero dada la experiencia reciente que estoy viviendo en eso que llaman “Máster GIS” en ESRI, me veo poco menos que en la obligación de abrir un debate  acerca del mundillo este de los Sistemas de Información geográfica. La cuestión es bastante simple de plantear pero, a la vez, bastante difícil de resolver. Un técnico GIS ¿ha de ser un usuario de herramientas de análisis o un programador de herramientas de análisis? Como soy don “erre que erre” con esta historia, voy a exponer de la forma más simple que sea capaz lo que pienso de este tema.

De un tiempo a esta parte se va imponiendo en el mercado un tipo de profesional al que llaman “analista GIS”. Seguramente cualquiera que haga una búsqueda más o menos simple en cualquier portal de empleo se dará cuenta de que es un perfil bastante reclamado, sin embargo creo que la denominación es bastante torticera. Detrás de ese nombre se esconde lo que debería llamarse “programador en entornos GIS”, que parece que es lo que hoy día está de moda. Parece que se han olvidado de los que nos dedicamos, con mayor o menor fortuna, al análisis de datos georreferenciados a través de estas herramientas (por tanto analistas), cuyo potencial es tan grande y abarca tantos campos que difícilmente se encontrará a alguien que sea capaz de sacarle todo el potencial que tienen.

Esto lo planteo porque soy alumno de un máster en el que, en esencia, se nos ha estado contando, muy por encima (para mi gusto), el funcionamiento de las herramientas de un software (todo el mundo tiene en mente cual) y finalmente parece que lo importante es programar. Pero ¿programar qué? No hablo de aplicaciones complejas, de nuevos algoritmos que desarrollen nuevas herramientas, sino la implementación de herramientas de visualización de datos con algún tipo de funcionalidad de consulta (espacial o directa a base de datos), que acaban siendo más una presentación meramente visual que otra cosa. Queda en un quinto plano el análisis de esos datos, parece que es más una cuestión de vender que de darle el uso real que, bajo mi punto de vista, tienen los GIS (o SIG… ya siento la “anglofonización”… pero es lo que hay).

He de recordar que estas herramientas se aplican a campos extremadamente diversos y que carecen de sentido si no se potencia la “vis” analítica. Usted puede programar lo que quiera, pero si sólo le da una salida visual, los datos se pierden en el abismo de la nada, y eso es a lo que se dirige el asunto. Geógrafos, geólogos, biólogos, ambientalistas, arquitectos, topógrafos, cartógrafos, ingenieros civiles o de caminos (o llámeseles como se les quiera llamar)… profesiones muy diversas que utilizan estos sistemas para analizar sus datos, pautas espaciales, morfologías, geometrías, etc… quedamos relegados a un segundo plano cuando nos especializamos en sacarle provecho a estas herramientas. Si un GIS es un sistema de gestión de bases de datos georreferenciadas que ayudan a la toma de decisiones… ¿dónde encaja aquí el perfil del programador?, supongo que en el desarrollo del sistema, pero no creo que encaje con la información que se gestiona en esos sistemas.

La programación me parece muy interesante, aunque yo me vea incapaz de acometerla, seguramente porque nunca tuve formación para ello, y la verdad es que tampoco la busqué, pero no niego su potencial y utilidad, pero creo que lo que se está haciendo es confundir un poco a la gente y, de paso, propiciar lo que yo llamo “intrusismo profesional”, quiero decir, yo no soy programador, aunque sea interesante que me familiarice con ciertas cuestiones que me faciliten la comunicación con un profesional de la programación y que juntos podamos acometer un determinado proyecto, no es mi labor el desarrollar aplicaciones, sino proporcionar contenido a esas aplicaciones, y esto se hace mediante el análisis y comprensión de los datos. 

Supongo que un programador en paro no estará a gusto con que alguien que ha aprendido cuatro comandos mal aprendidos se dedique a hacer su trabajo, como no lo estoy yo viendo cómo se pretende tener a programadores que hagan mi trabajo, porque no están formados para ello.

En un mundo en el que se busca la especialización constante, intentar mezclar las cosas con el fin de generalizar labores (y ya puestos, ahorrarse costos laborales) me parece cuanto menos un desatino, poco productivo y que deja el resultado del trabajo en algo muy liviano, dando la falsa sensación de que todos sabemos hacer de todo, cuando podría sacarse más rendimiento si cada uno se dedica a lo que sabe y deja a otros que hagan lo que saben. De paso, así, todos aprendemos un poco de lo que hace el de al lado, que no es nada malo, en absoluto.

Perdón por el discurso, es que estoy un poco harto que me quieran hacer mirar el continente y no el contenido.